Le preguntamos a Tola y Maruja que cuál producto nos identifica a los colombianos y ellas no dudaron en contestar: el café…Y era de esperarse: las dos son tinteras, y mientras saborean el café de nuestras montañas saborean también los chismes de sus familias, vecinos, amigos…y de quien se les atraviese.
También las dos fueron chapoleras (mujeres recolectoras del bello fruto del café en la mata) cuando vivían en el campo y eran las montañeras que afortunadamente no dejaron de ser.
Por eso estas dos queridas matronas nos dieron permiso para ponerle sus nombres a un café de origen, delicioso, cultivado, desgranado y secado por las honradas manos de nuestros campesinos.
Ellas mismas pidieron que solamente se venda en grano, para que se disfrute recién molido y riegue su aroma, pero que el “entelerido” que no tenga molino diga sin pena, que ellas se lo muelen.
Café Tola y Maruja, más bueno que hastai…