-Oites Maruja, ¿a los paisas por qué nos gustará tener esos familionones de once o doce hijos?
-Es que los paisas hacemos cuentas, Tola: si por cada hijo dan un susidio familiar de 8 mil pesos, y uno tiene 10 hijos, al mes son 80 mil del alma, que vienen siendo como 60 bolsas de leche, o sea dos bolsas diarias, que las podés hacer rendir con aguapanela…
-¿Y las tostadas?
-Dios proveerá…Acordate Tola que cada hijo trae la arepa debajo el brazo.
-¡Como no, moñito! Yo también creía eso, Maruja…El primer bebé que tuve, apenas la enfermera me lo entregó era yo búsquele la arepa y búsquele la bendita arepa y Ananías me frenó: no insistás, Tola…es niño.
-Los paisas necesitamos familias numerosas pa que alguno sirva pa algo…Apostar Tola que el presidente Uribe tiene dos o tres hermanos tarambanas que no se cojen el jopo con las dos manos.
-Muy cierto, Maruja…Necesitamos que alguno salga cura, otra enfermera, otro militar pa que le ayude a los demás con la libreta, otro político pa que le consiga coloca a los que ya tienen libreta…Y una monja que nos surta de recortes de hostia.
-Y un traqueto…Hace mucha falta un traqueto en la familia pa que socorra a los hermanos más atembaos.
-Y un tramitador, pa no tener que hacer fila en ninguna ventanilla.
-En mi casa fuimos 17, incluyendo a Frijolito, el enano.
-¿Vos tenés un hermano enano, Maruja? Vea pues, ahora me desayuno…
-No hermano de sangre Tola, era recogido…Era la ñaña de mi amá, que le tenía preferencia por ser enano y siempre lo saludaba de beso, lo que no hacía con nosotros…Lo saludó así hasta que el lumbago no la dejó.
-Con que 17…Qué tracamanada, Virgen santísima…
-Éramos tantos que mi apá llegaba de la tonga del trabajo y preguntaba, jalándome una trenza: y esta carajita, ¿de quién es?...¡Pues tuya, Tista!-bramaba mi amá desde el fogón-… es Flor Maruja, la que está entre Esneda y Reinaldo…
-No inventés, Maruja… ¿Era así la cosa?
-Despachar comida era un enredo, Tola…Mi amá descubrió que algunos de los mayores repetíamos fila y entonces se inventó un sistema muy curioso: a todo el que le servía le hacía meter el índice en tinta de frisoles, como en las votaciones políticas.
-Pero esa tinta se borra uno chupándose el dedo.
-Depende…Era de unos frisoles morados que sueltan una tinta como pa tatuajes…Y si uno borraba la tinta, el olor de la garra sí era indeleble.
-En mi casa fuimos 14: siete hombres, seis mujeres y Erasmo, que era sosó.
-Ese nos faltó en la lista de hijos necesarios, Tola: un gay que mantenga las matas bien bonitas y ayude a decorar lo que sea.
-Las familias así grandes tienen pros y contras…Entre los contras está la heredada de la ropa que dejan los mayores…Me acuerdo que yo heredé una hilacha de camiseta que decía: Purgante Pipelón, el amigo del niño flaco y barrigón…
-Ese es otro motivo por el cual los paisas tenemos esos batallones de hijos: no concebimos que un pantalón de terlete tenga una vida útil de tan sólo 30 años…Necesitamos más hijos que lo hereden.
-Es cierto, Maruja…No tenemos hijos tanto porque nos guste tenerlos sino pa que no se desperdicien las cartillas de Coquito o La alegría de leer y los vestidos de las primeras comuniones.
-También nos gusta tener hartos hijos pa cuando a uno lo operen, haya quien pueda donar sangre.
-Y lo mejor de bastantes hijos, Tola: cuando uno se muera, no lo creman rápido esperando que venga algún hijo de Estados Unidos.
-Oites Maruja, esas familias tan repletas también explican el espíritu aventurero del paisa: ¡cuál aventureros! …estaban hasta la coronilla de dormir seis pedorros en la misma pieza.
-Cualquiera sale a colonizar el güeco que sea…
-¡Maruja…ahí viene el bus!
-Ese es otro hijo indispensable, Tola: un chofer que te deje subir por la puerta de atrás.
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